de siete días, de los que seis eran de trabajo, se completó con el séptimo de descanso. Para Dios, fue un reposo de contemplación, amor, inteligencia y comunión compartidos dentro de la Trinidad de la Divinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Volviendo al asunto de los seis días haríamos bien en reflexionar en el descanso al que estamos llamados y en sus aspectos positivos. Recuerdo a algunos niños pequeños que me preguntaban lo que significaba «santificar». Una niñita dijo